Yoo, la hamaca utilizada por los waoranis en los partos

Las mujeres de la comunidad utilizan las hojas de la Chambira

Las mujeres de la comunidad utilizan las hojas de la Chambira/ Foto: cortesía GreenCrowds

Los waoranis tienen una profunda conexión con la naturaleza y han aprendido a aprovechar al máximo sus recursos. Uno de los ejemplos más notables de esta relación simbiótica es la Chambira, una planta que se encuentra en abundancia en esta región, así como en Perú, Colombia, Venezuela y Brasil.

La Chambira, también conocida como ñiico, hericungo, tucumá o corombolo, es una palmera que posee un diámetro de entre 20 y 30 cm y produce frutos de color amarillo verdoso con forma ovoide.

Sin embargo, para los waoranis, esta planta simboliza la vida misma. No solo utilizan sus hojas para elaborar una variedad de productos artesanales, como hamacas, prendas de vestir, redes y tejidos, sino que también tienen un uso particularmente significativo durante el parto.

Cuando las mujeres de la comunidad tejen una “yoo” o hamaca, destinada a ser utilizada en el parto, diseñan un hueco en el centro. Esta característica especial no es casualidad. Es una representación simbólica del útero materno y su importancia en el proceso de dar a luz.

La hamaca debe ser cómoda y ayudar en la dilatación, lo que subraya la importancia vital del parto para los waoranis. La “yoo” no es solo una herramienta, sino una representación de la madre y la vida misma.

El nacimiento de un nuevo miembro de la comunidad es un momento sagrado y especial. El bebé cae a través de un orificio en la hamaca, que simboliza el útero, y aterriza sobre hojas de “peneta” (plátano) dispuestas en el suelo, creando una superficie similar al cuerpo del recién nacido. Este ritual único refuerza la profunda conexión entre la Chambira, la vida y la tradición de los waoranis.

La importancia de la Chambira no se detiene aquí. Durante toda su vida, cada individuo waorani es dueño de su propia “hamaca” tejida con esta fibra, siendo esenciales para el descanso y las actividades diarias.

Incluso en la muerte, los waoranis llevan consigo este tejido especial, que los acompaña en su último viaje.

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