Opinión
Pérdida y desperdicio de alimentos: una realidad inaceptable
El 13 % de los alimentos del mundo se pierde en la cadena de suministro y otro 17 % se desperdicia en los hogares, servicios de alimentos y el comercio minorista
El 13 % de los alimentos del mundo se pierde en la cadena de suministro y otro 17 % se desperdicia en los hogares, servicios de alimentos y el comercio minorista/ Foto: cortesía FAO
Durante los últimos años, la población de América Latina y el Caribe ha registrado un aumento preocupante en sus cifras de hambre, especialmente entre los más pobres de la región.
Cuando hablamos de inseguridad alimentaria en nuestra región, así como en el resto del mundo, nos damos cuenta de que esta es una problemática que no proviene de una deficiente producción de alimentos. De acuerdo con estimaciones de la FAO, América Latina y el Caribe podrían alimentar a más de 1.300 millones de personas, es decir, el doble de su población.
¿Dónde surge este problema entonces? Un factor relevante en esta materia es la pérdida y desperdicio de alimentos, cuya prevención es fundamental en el desarrollo de los sistemas agroalimentarios.
En 2019, la Asamblea General de Naciones Unidas estableció por primera vez el 29 de septiembre como el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos (PDA). Reconoce así el impacto positivo que puede tener el revertir las PDAs en la seguridad alimentaria y nutricional de la población.
De acuerdo con cifras de la FAO, el 13 % de los alimentos del mundo se pierde en la cadena de suministro, desde la postcosecha antes de la venta al por menor, y otro 17 % se desperdicia en los hogares, servicios de alimentos y el comercio minorista. Los niveles más altos de pérdidas ocurren en alimentos ricos en nutrientes como frutas y verduras (32 %), carne y pescado (12,4 %).
A fines de agosto, la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe organizó un debate sobre cómo prevenir y reducir las pérdidas y los desperdicios de alimentos en el contexto de la seguridad alimentaria y la nutrición, que contó con la participación de la Santa Sede, representantes del gobierno de Chile y de la FAO.
Esta conversación profundizó ideas y soluciones para pasar de la reflexión a la acción y entender que poner fin al fenómeno de la pérdida y desperdicio de alimentos tiene un impacto directo en la vida de las personas y de la sociedad en su conjunto.
El camino es claro: para hacer frente a esta situación es imperativo trabajar de forma coordinada y multisectorial para lograr resultados rápidamente. Los gobiernos, las empresas, la sociedad civil y la academia deben sumar esfuerzos, generando evidencia, inversiones en infraestructura y en tecnología, entre otras medidas para hacer frente a esta situación.