Medio Ambiente
Pasos de D’yaira serán estudiados por dos años
D’yaira deambula libre a un kilómetro de la estación científica Tiputini de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y a más de 30 km de la comunidad más cercana.
Con un collar satelital, cuya batería durará dos años para después desprenderse de su cuello de forma automática, se seguirán los pasos de la jaguar bautizada como D’yaira, liberada el lunes pasado tras resultar herida hace año y medio por 18 perdigones en el cantón Shushufindi, en Sucumbíos.
D’yaira deambula libre a un kilómetro de la estación científica Tiputini de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y a más de 30 km de la comunidad más cercana. “Está en un sitio donde hay una población de unos nueve jaguares, pero en cámaras trampa se han visto a 21 que llegan a alimentarse y se van”, dice Andrés Ortega, director del Instituto de Medicina de la Conservación de Fauna Silvestre Tueri de la USFQ.
La recuperación de D’yaira fue compleja. Entró varias veces al quirófano ni bien llegó al hospital veterinario de la USFQ durante dos meses, periodo en el que fue alimentada con carne faenada sin cabeza, piel y patas, cuenta Ortega, para evitar que conciba a las gallinas o las codornices como único alimento, lo que generaría conflictos con las comunidades. “Un par de veces cuando llegó pensamos en eutanasiarle al ver su mal estado”, admite Ortega.
La recuperación siguió en el Parque Turístico Ecológico Nueva Loja, en Sucumbíos, donde se introducían presas vivas como boas, caimanes, guatusas, guantas desahuciadas que D’yaira cazaba, siempre con la preocupación de que no vea al ser humano como el proveedor de alimento. “Cuando fue herida tenía alrededor de once meses, entonces los expertos nos aseguraron que ya había aprendido a cazar con su madre, la había visto, eso ayudó”, afirma Ortega.
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