Nuevo arrecife fue descubierto en las profundidades de Galápagos

El hallazgo fue posible gracias al uso del Alvin, un vehículo de investigación sumergible de aguas profundas

El hallazgo fue posible gracias al uso del Alvin, un vehículo de investigación sumergible de aguas profundas/ Fotos: Cortesía Parque Nacional Galápagos

Una expedición científica en Galápagos descubrió entre los 400 y 600 metros bajo el nivel del mar, en la cima de un monte submarino no cartografiado, un arrecife de coral totalmente prístino. La estructura tiene más del 50 % de coral vivo. Resulta excepcional para estas profundidades, según el boletín del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE).

La expedición GalápagosDeep2023 estuvo dirigida por científicos de la Institución Oceanográfica Woods Hole, Universidad de Bristol, Universidad Estatal de Boise y Universidad de Essex. Contaron con la colaboración de la Dirección del Parque Nacional Galápagos, Fundación Charles Darwin e Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada Ecuatoriana (INOCAR),

De acuerdo al MAATE, esto significaría que hay más arrecifes que han sobrevivido al evento de El Niño de 1982-1983, como es el caso del arrecife Wellington, frente a la costa de Darwin.

Stuart Banks, investigador de la Fundación Charles Darwin, que participó en la expedición, señaló que “lo cautivador de estos arrecifes es que son antiguos. No han sido perturbados durante siglos o miles de años y son esencialmente prístinos, a diferencia de los que se encuentran en muchas otras partes de los océanos del mundo”.

El hallazgo fue posible gracias al uso del Alvin, un vehículo de investigación sumergible de aguas profundas que puede descender hasta 3.000 metros y explorar zonas desconocidas.

La expedición científica GalápagosDeep2023 finalizará el 20 de abril, en la isla Santa Cruz.

Con este descubrimiento, el MAATE reafirma la necesidad de establecer nuevas áreas marinas protegidas en el Ecuador y de seguir impulsando la creación de una regional en el Pacífico Este Tropical. El objetivo es que al menos el 30 % de los océanos del mundo sean declarados Áreas Marinas Protegidas (AMPs) para el 2030.

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