La crisis energética complica desde amasar pan hasta hacer los deberes

Las pérdidas en el primer mes de cortes de luz suman $ 4.000 millones

Los apagones volverán a subir a 8 horas diarias desde el domingo, 10 de noviembre / Foto: El Oriente

Quito- Problemas para amasar el pan. Los cortes de luz afectaron la cotidianidad de Oswaldo Males, un panadero del Comité del Pueblo (norte de Quito). En su caso, los horarios de apagones inician en la madrugada, horario en el que arranca sus jornadas.

“Yo suelo empezar a las 3 de la madrugada. Alisto la harina y todos los ingredientes para poder amasar el pan. Se requiere luz para poder encender las batidoras. Por suerte, el horno funciona con diésel y ese no es un problema”, aseguró el quiteño, de 45 años.

Esta situación le ha obligado a cambiar su rutina: adelantar la producción la noche anterior y hornear en la madrugada. Pese a que ha buscado mantener su calidad, reconoce que es complicado porque se rompe la cadena de frío. “Siento que a veces baja la calidad del producto, pero debemos buscar sobrevivir”.

Otro negocio con problemas críticos de falta de energía eléctrica es el de producción de helados. Nelson Chérrez, propietario de un negocio de helados en Pomasqui, asegura que ha debido comprar una planta para mantener medianamente su actividad.

“Sin un generador es imposible. Los cortes afectan a los helados, los dañan. Seis horas sin luz es fatal, nos afecta en nuestros productos. Como decimos vulgarmente: se hacen agua los helados”.

El emprendedor señala que, debido a los gastos de diésel, para que pueda operar su planta, sus costos operativos suben y ha debido disminuir sus ganancias. “Las ventas se han reducido 50 %, la gente ya no compra. Encima, se gana menos con lo poco que se vende”.

Según el Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE), el sector productivo ha perdido $ 4.000 millones en el primer mes de apagones (23 de septiembre al 23 de octubre), que han llegado hasta las 14 horas por día. Además, se han perdido el 5 % de las plazas de empleo en las empresas, según María Paz Jervis, presidenta del gremio empresarial.

No solo los negocios se han visto afectados. Actividades cotidianas como hacer deberes educativos ahora es un dolor de cabeza. Si bien el Ministerio de Educación ha dispuesto que no se envíen tareas, en el caso de las universidades esto no ha cambiado. “Debo ir a terminar mis deberes a cafeterías o centros comerciales. Es muy difícil estudiar así”, señaló Mateo Ruiz, estudiante de arquitectura de la Universidad de las Américas (UDLA).

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