Pueblos Indígenas
La cotidiana lucha de las mujeres kichwas de Sarayaku
En la Amazonia sur ecuatoriana, mujeres indígenas de Sarayaku narran sus experiencias de lucha contra la explotación petrolera de su territorio y el patriarcado ancestral en su comunidad
Se acerca la hora del almuerzo y a Rita no le queda leña para cocinar. Armada con un hacha y una gran cesta, esta mujer kichwa de alrededor de 30 años camina cinco minutos en la espesura de la selva amazónica ecuatoriana en busca de un árbol que talar. Tras varias decenas de poderosos golpes, el tronco del árbol cede ante la fuerza de la mujer. Con la frente empapada en sudor pero con un rostro que apenas refleja el esfuerzo, Rita continúa tajando la madera para obtener leña que pueda transportar de vuelta a casa. Una vez terminada la faena, cuelga la cesta en su cabeza y, ayudada de los fornidos músculos de su cuello y espalda, carga la pesada madera a través del camino que serpentea entre ríos, quebradas y demás obstáculos selváticos. Al llegar de vuelta a su vivienda, prende el fuego para cocinar, no sin antes haber recogido suficiente agua del río para preparar la sopa de pescado con que alimentará hoy a sus hijas, a su marido, a sus suegros y a sus huéspedes. Rita, además, se ha ocupado de mantener limpia su casa y de ir a la chacka a recoger yuca para elaborar chicha, la bebida preferida de los habitantes de su comunidad. Aparte de todas sus obligaciones cotidianas, Rita también ocupa un cargo político: es una de las líderes de las mujeres de Sarayaku, una localidad de la Amazonia sur de Ecuador que resiste frente a la explotación petrolera desde hace más de 30 años.
Las mujeres del Pueblo Originario Kichwa de Sarayaku han jugado un papel crucial en la resistencia de su comunidad frente a los intentos de extracción de la riqueza energética escondida en las entrañas de su territorio ancestral. Situadas siempre en la primera línea de las marchas, cargando a sus bebés en sus espaldas o en sus úteros, las warmis (mujeres en lengua kichwa) han alzado su voz para decir “¡No!” al extractivismo y al patriarcado. Es la doble lucha de las mujeres indígenas de Sarayaku, decididas a resistir tanto a la explotación petrolera pretendida por el Estado ecuatoriano como al patriarcado ancestral que enfrentan en su comunidad.
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