Opinión
El FMI y la adicción a la deuda de Ecuador
Ecuador firma su vigésimo tercer acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Ecuador ha firmado su vigésimo tercer acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el cual ha exigido ciertas reformas al país. Sin embargo, esta dinámica parece más un acto de teatro que una solución real. El FMI actúa como un vendedor que, tras vender su mercancía, advierte a su cliente que debe adoptar hábitos saludables y dejar de consumir. Pero Ecuador, como adicto a la deuda barata que es, acepta el dinero prometiendo cambios que nunca llegan.
La realidad es desalentadora: Ecuador perderá $4.000 millones adicionales para el año 2028, con $1.000 millones proyectados solo para este año. Además, los pagos a organismos internacionales por deudas anteriores ya superan los $1.500 millones para el 2024. La nueva deuda solicitada apenas alcanza para cubrir los compromisos financieros previos, evidenciando un déficit estructural insostenible.
El país derrocha $3.000 millones en subsidios, entre otros gastos desmedidos, mientras el Estado, el gobierno y la sociedad ecuatoriana parecen incapaces de enfrentar la cruda realidad. Urge una reducción drástica del gasto público y reformas estructurales profundas. La deuda con el FMI no es ni la raíz ni la solución de los problemas de Ecuador.
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