Ecuador en las Noticias
El corrreísmo perdió la banda de los 4
Todo estaba previsto. Y todo se cumplió. No hubo entonces sorpresas en el guión del juicio político al cura Tuárez y a los otros tres consejeros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Los cuatro fueron censurados. La mayoría parlamentaria funcionó. No hubo cambios en los discursos de los interpelados ni de los interpelantes. Y aquellos que debían acusar recibo de esta destitución también lo hicieron: Rafael Correa y los suyos.
Todo estaba previsto. Y todo se cumplió. No hubo entonces sorpresas en el guión del juicio político al cura Tuárez y a los otros tres consejeros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Los cuatro fueron censurados. La mayoría parlamentaria funcionó. No hubo cambios en los discursos de los interpelados ni de los interpelantes. Y aquellos que debían acusar recibo de esta destitución también lo hicieron: Rafael Correa y los suyos.
El correísmo suma una nueva derrota. No porque haya habido golpe blando, como escribe Correa. O golpe parlamentario como dijo ayer en la Asamblea Victoria Desintonio. Es una derrota porque los cuatro consejeros censurados (el cura Tuárez, Rosa Chalá, Walter Gómez y Desintonio) encajaron en la estrategia de Correa: quisieron convertir el Cpccs en espacio y plataforma para minar la poca institucionalidad recuperada por Consejo de Participación Transitorio y devolver a su favor la película. Malos perdedores, los correístas afirman que descabezaron a esos cuatro por ser correístas: no. Esos cuatro fueron censurados y destituidos por querer, ellos sí, dar un golpe institucional empezando por revisar la forma como fueron designados los magistrados de la Corte Constitucional. “¿Para qué revisar algo que no se puede cambiar?, Cuidado este pleno haga algo ilegal”: eso les dijo en su cara, el 10 de julio pasado, la consejera María Fernanda Rivadeneira, cuando los cuatro destituidos crearon la comisión para revisar los procesos o las decisiones -o todo junto- que la Corte Constitucional, en uso legítimo de sus facultades, declaró definitivas e inapelables. Ayer quedó claro que hasta dos constitucionalistas, Ismael Quintana y Salim Zaydan, y Augusto Tandazo, abogado petrolero e improvisado constitucionalista, sirvieron de burro pie a una acción que buscaba dar piso conceptual y constitucional a una movida política chueca del correísmo.
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