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Ecuador, el segundo país de Sudamérica con más casos de COVID-19
Con 1.082 contagiados y 27 muertos, el país es uno de los más afectados por la pandemia solo después de Brasil. Los errores evidenciados hace semanas pasan factura al Gobierno.
Los ciudadanos toman precauciones como el uso de mascarillas para no contagiarse del nuevo virus. Karina Defas / EXPRESO
Lo que se vive hoy son las consecuencias del ayer. Las cifras que el Gobierno Nacional expone en cada uno de los reportes sobre el avance del coronavirus en el país son el reflejo de lo que se hizo y no se hizo antes del reforzamiento de las medidas el pasado 16 de marzo, cuando fue decretado el estado de excepción por la emergencia sanitaria.
Lo que se vivió desde esa fecha para atrás fueron días claves, en los que la indisciplina ciudadana sumada a la poca efectividad de las medidas gubernamentales aportaron a las cifras que hoy se reflejan y que han convertido a Ecuador en el segundo país de América del Sur con más casos confirmados y más muertes solo después de Brasil, nación de 209 millones de habitantes.
Contradicciones en el discurso oficial, un débil cerco epidemiológico en Guayas, una prematura saturación del sistema de salud pública, los poco efectivos controles en los aeropuertos y la llegada de vuelos pese a conocerse de la expansión del virus, son algunos aspectos que confluyeron para crear el ambiente que ahora vive el país y que fueron evidenciados por EXPRESO semanas antes de la declaratoria de emergencia sanitaria.
1. Contradicciones
Unos dicen una cosa y la autoridad decía otra. El choque de declaraciones entre la anterior titular de la cartera de Salud, Catalina Andramuño, y la de otras autoridades y fuentes de información oficial fue evidente desde el día que se anunció el primer caso de coronavirus en Ecuador.
EXPRESO recogió algunas de estas contraposiciones y con una a la cabeza: el vínculo familiar del caso primario con una señora que aseguró ser la hermana. La exministra dijo que no era familiar, pero la familia decía lo contrario. Se reconfirmó que sí era cuando se anunció su fallecimiento, convirtiéndose en el segundo deceso luego del de su hermana, el caso índice.
Y hasta el final. La exministra sale de la cartera con dos grandes contradicciones: el número de pruebas adquiridas y el presupuesto. Antes de irse dijo que estaban por llegar al país 2 millones de pruebas para detectar el nuevo virus, dato que fue desmentido por el nuevo ministro Juan Carlos Zevallos, quien dijo que llegarán 200.000 (aunque el viceministro de Salud, Ernesto Carrasco, dijo que llegarían 100.000).
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