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Coca, endeudada y desesperada luego del fin del ‘boom’ petrolero
Por donde se camine, Coca está en venta o en arriendo. Restaurantes, cafeterías, panaderías, chifas, locales de ropa, artículos de plástico, tiendas... La lista es larga.
Por donde se camine, Coca está en venta o en arriendo. Restaurantes, cafeterías, panaderías, chifas, locales de ropa, artículos de plástico, tiendas... La lista es larga. Cerraron sus puertas; se venden edificios, casas o se arriendan oficinas, cuartos y departamentos.
Los letreros aparecen en cada esquina de la capital de la provincia de Orellana, en la Amazonía, a unas seis horas de Quito. La crisis se expresa con ironía: “vendo o arriendo linda cafetería a precio de crisis”.
El petróleo los quebró, luego de la bonanza de una década. Están endeudados, les deben, y se quedaron sin clientes: los petroleros, que se fueron con la caída del precio del barril.
Mientras que el crudo ecuatoriano se exportó a un promedio de USD 89 por barril entre el 2010 y el 2014, entre enero y septiembre de este año el barril apenas promedió los USD 44.?
Esta crisis llegó como una epidemia, de la que ninguno de sus habitantes está a salvo. ?Rafael Vásquez se quedó con su hotel La Misión vacío y el servicio de gabarras Sepega funciona a medias.
Las 85 habitaciones eran ocupadas por 100 personas, pero ahora no va nadie. De las gabarras, apenas 10 de las 25 operan. A él le deben USD 3 millones.? De La Misión despidió a 49 empleados y apenas tiene 21, mientras que de Sepega salieron 110 y 100 aún siguen.
?Otro empresario en apuros es Wilson Barrionuevo, del hotel Las Heliconias. Desde hace seis meses no tiene clientes y le adeudan USD 120 000?. Le iba tan bien que hizo caso a una petición de las petroleras: construyó más habitaciones.
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