Erosión Río Coca
Bienes estratégicos del país, bajo amenaza del río Coca
El proceso de erosión regresiva del río Coca, desencadenado el pasado 2 de febrero como consecuencia del colapso de la cascada San Rafael, en la Amazonía ecuatoriana, se aceleró de manera tan agresiva como imprevista en las últimas dos semanas, al punto de avanzar en ese lapso casi la misma extensión que había recorrido en los cuatro meses previos.
El proceso de erosión regresiva del río Coca, desencadenado el pasado 2 de febrero como consecuencia del colapso de la cascada San Rafael, en la Amazonía ecuatoriana, se aceleró de manera tan agresiva como imprevista en las últimas dos semanas, al punto de avanzar en ese lapso casi la misma extensión que había recorrido en los cuatro meses previos.
Con ello, el tiempo que puede tardar en llegar hasta la presa de captación de agua de la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, ubicada a 13 kilómetros de distancia, se vuelve cada vez más difícil de calcular.
Este fenómeno natural pone en riesgo bienes estratégicos claves en la economía del país: el Sistema de Oleoductos Transecuatoriano (SOTE) y la presa de captación de agua de la central Coca Codo Sinclair. La construcción de las dos grandes obras le costó al Estado cerca de 4.000 millones de dólares. También están bajo amenaza el tramo vial Baeza-Lago Agrio, de la Troncal Amazónica, que corre paralelo al río, y las poblaciones asentadas al margen del Coca.
La erosión regresiva del afluente comprometió otra importante infraestructura petrolera existente en la zona, valorada en otros 4.000 millones de dólares. La rotura de las tuberías del poliducto Shushufindi-Quito y del Oleoducto de Crudos Pesados (de propiedad de OCP Ecuador) obligó a la construcción de líneas variantes en el área.
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