Ecuador en las Noticias
Aviones presidenciales: Correa cae en picada
Hay 58 vuelos del Grupo de Transporte Aéreo Especial, 24 vuelos de Tame y 9 del avión de Petroamazonas que se hicieron sin requerimiento ni autorización.
¿Alguien tiene algo que decir? Sonia Sierra, directora Nacional de Auditoría de la Contraloría, sentada a la izquierda de la mesa, mira desde lo alto del auditorio del ente de control a los asistentes. Hace silencio: espera una respuesta. Este 14 de diciembre están allí los involucrados en el uso –que resulta alegre y opaco– de los aviones presidenciales y periodistas que se han acreditado para esta lectura pública en la que no se puede interrumpir, grabar, tomar fotos o escribir en una computadora. Sonia Sierra preside la lectura del borrador del informe de la Contraloría que analiza lo que ocurrió con los aviones Legacy y Falcon durante cinco años en el gobierno de Rafael Correa: del 1 de enero de 2012 al 24 de mayor de 2017.
Omar Simon, sentado en la sección de los involucrados, interviene. Él fue secretario de la Presidencia de la República de marzo de 2014 a septiembre de 2016. Su intervención es corta y es la única. En sustancia dice a los auditores que hagan el favor de tener en cuenta que los aviones puestos al servicio de la Presidencia son de la FAE. Están bajo su responsabilidad, obedecen a sus regulaciones. Sonia Sierra no le responde. Repite que lo que se ha leído es un borrador, que está sujeto a rectificación o ratificación, que aquellos que tengan algo que decir, tienen cinco días hábiles para hacerlo. Y que adjunten las pruebas.
Omar Simon ensayó, en público y para que oigan los periodistas, una estrategia que dieron algunos a la Contraloría, que está incluido en el informe y que fue refutado por los auditores. Esa estrategia se llama lavado de manos. Simon, citado expresamente en el informe (por su cargo), quisiera hacer creer que la Presidencia de la República no tenía por qué responder por autorizaciones para usar los aviones, listas de pasajeros, motivos de los viajes, destinos, ingreso a los aviones de autoridades extranjeras, nombre de invitados especiales, paradas en los paraísos fiscales, tiempos de escalas, usuarios de esos aviones… Como si la FAE hubiera podido imponer regulaciones al gobierno de un señor que se creyó dueño del país. Por eso ante los requerimientos de la Contraloría, el ex secretario de la Presidencia se muestra extrañado de que le pidan cuentas a él. Y pide a la Contraloría que indague allí, donde a sus ojos está el responsable de todas estas irregularidades: la FAE.
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