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Assange en el centro de una conspiración mundial
Assange y la embajada de Ecuador en Londres figuran en el centro de una conspiración que involucra a varios países y líderes del mundo.
Assange convirtió la embajada de Ecuador en un cuarto de guerra donde mantuvo sospechosas reuniones con líderes del Bitcoin, Brexit, independentistas catalanes, personas vinculadas al Kremlin, entre otros. Foto: Plan V
En abril de 2018, el Comité Nacional Demócrata presentó una demanda contra la campaña de Donald Trump, el Kremlin y Wikileaks por complot para beneficiar a Trump y afectar a Hillary Clinton, en las últimas elecciones. Hasta ahora las evidencias centrales apuntan a Nigel Farage, impulsor del Brexit y al ex presidente de campaña de Trump, Paúl Manafort, procesado por lavado y conspiración. Sin embargo nuevas revelaciones obtenidas por The Guardian y Focus, proyectan serias sospechas sobre periodistas rusos que trabajan para Russia Today. Assange y la embajada de Ecuador en Londres figuran en el centro de una conspiración que involucra a varios países y líderes del mundo.
En septiembre de 2012, la empresa española contratada para la vigilancia y seguridad de Julian Assange – cuyo nombre mantenemos en reserva- envió los primeros reportes a la Secretaría Nacional de Inteligencia (Senain) de todo lo que el creador de Wikileaks hacía en la embajada ecuatoriana.
La firma domiciliada en Cádiz, España, fue contratada por la Senain, apenas un mes después de la llegada del hacker australiano a la embajada. El objetivo: tener un equipo de seguridad in situ para Assange las 24 horas del día y una “casa de seguridad” para vigilar en secreto todas las actividades de la sede diplomática. A esta operación se le llamó “Hotel”.
La compañía instaló un equipo de videovigilancia (CCTV, por sus siglas en inglés) en el vestíbulo de entrada y en la sala de conferencias de la embajada, estos dispositivos eran monitoreados desde un lujoso inmueble, ubicado en la zona más cara de Londres, por dos agentes que trabajaban, en turnos rotatorios, las 24 horas del día. El apartamento, ubicado en Basil Street, a media cuadra de la embajada, fue alquilado por el agente inmobiliario Chesterton Global Ltd., a un costo de $ 4.500 mensuales.
Los informes remitidos dejaron registrado todo lo que ocurría dentro y fuera de la embajada, desde incidentes en la calle que nada tenían que ver con Assange, manifestaciones en los exteriores de la embajada en favor del australiano, la presencia en los alrededores de una mujer identificada como Laura H. M. H Assange, sus cambiantes estados de ánimo, las reuniones del embajador, hasta cada visita que el hacker recibió.
Los agentes españoles registraron a detalle el comportamiento del huésped, por ejemplo, en febrero de 2018, durante 25 días seguidos, los agentes escribieron sus “apreciaciones de estado de ánimo”, “Día 1: El huésped se ve agitado e inquieto, Día 2: Se le ve con mal humor, Día 6: El huésped se despierta pronto y muestra nerviosismo e inquietud”, puede leerse en los reportes. Los agentes concluyeron que Assange tiene ataques de ira y tendencias depresivas que lo llevan a no ducharse durante días o a caminar descalzo y en calzoncillos por la embajada. Parte del trabajo de la empresa también era espiar a Scotland Yard, la policía británica que dejó de vigilar a Assange en 2017.
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