La realidad es que la diplomacia ha perdido gran parte de su relevancia hace tiempo, y las sanciones diplomáticas suelen limitarse a actos simbólicos como la retirada de embajadores o comunicados de "profunda preocupación" o condena muy pomposos, que en la práctica no tienen consecuencias reales. Sin embargo, lo que sí tuvo y tiene consecuencias reales para los ciudadanos ecuatorianos fue la negativa del gobierno mexicano a firmar un tratado de libre comercio por motivos puramente ideológicos, lo que impidió la entrada de Ecuador en la Alianza del Pacífico.
Esta acción sí tuvo y continúa teniendo repercusiones para los ciudadanos, ya que contribuye a aislar más a Ecuador y obstaculiza el comercio internacional, impidiendo que las empresas ecuatorianas exporten más a México y al resto de países de la Alianza del Pacífico. Por lo tanto, aunque algunos puedan exagerar con un sentido completamente antipatriótico, desproporcionado e inaceptable al demandar posibles sanciones económicas para Ecuador, lo más probable es que estas no se materialicen y que la situación se resuelva como una mera disputa diplomática sin mayores repercusiones para los ciudadanos.